Por ello, y para que se conozca un poco más a esos lugares, me ha dado por crear este blog, para dar a conocer aquellos lugares por los que voy pasando, esos lugares de los que voy disfrutando "por culpa" de mi afición tamborilera.
Y lo he llamado "Crónicas Tamborileras", no sé si con acierto o no, pero me pareció un nombre curioso al menos. Así, en estas "crónicas tamborileras" voy a ir hablando un poco de lo que he ido viendo en esos pueblos a os que tengo la suerte de ir a tocar de vez en cuando. Quiere ser, además, un pequeño homenaje al mundo rural, a las costumbres olvidadas (y, algunas veces, perseguidas), a aquellos pueblos y a sus gentes, que no merecen caer en el olvido. Va por todos ellos.
CASTRAZ, 24 de junio de 2012
La primera de mis "Crónicas Tamborileras" está dedicada al pueblo de Castraz. Castraz es un pueblo pequeño. Hoy día apenas llega a los 50 habitantes, y su máximo de población, en los años 50, fue de 265 habitantes. Está en la comarca de Ciudad Rodrigo, al ladito de Sancti-Spiritus.
Sin embargo, es un pueblo lleno de rincones con encanto y, aunque tampoco pude hacer "turismo en profundidad", el recorrer sus calles tocando la gaita y el tamboril te hace descubrir cosas que, quizás de otra manera, pasarían desaprcibidas.
Incluso antes de entrar en el pueblo, hay dos cosas que llaman la atención: su estampa, donde destacan la iglesia y el depósito del agua, y el regato (¿Río Chico?) que corre a la entrada, bordeando el pueblo y los huertos.
Regato |
Ya dentro del pueblo podemos "paladear" la arquitectura tradicional a base de casas de adobe, que en gran número se conservan por todos los rincones. Y, lo que es mejor, muchas de ellas en buen estado de conservación y todavía en uso.
Son tres las construcciones que destacan sobre las demás:
- La iglesia, dedicada a San Juan Bautista, construída en piedra, con un campanario de ladrillo que soporta dos campanas de pequeño tamaño, bajo el cual se puede ver el arco, también de ladrillo, de una antigua puerta ahora tapiada. El interior, aunque remodelado, sigue conservando un pequeño (pero hermoso) retablo y una pila bautismal de granito.
- El depósito del agua, de ladrillo rojo, que es el edificio más alto del pueblo y que, además de su lógico empleo como depósito, sirve de plataforma para que aniden las cigüeñas.
- El ayuntamiento, de reciente construcción, situado frente a la iglesia, y donde destaca el reloj.
Depósito |
Iglesia |
Ayuntamiento |
En cuanto a las tradiciones (que me llevaron hasta el pueblo), aparte de las socorridas verbenas, celebran en Castraz la festividad de San Juan Bautista con una misa, procesión y ofertorio. Es curioso, pero en un pueblo que no es famoso por sus tradiciones ni presume de ellas, tuve la oportunidad de tocar en misa, en la procesión y en el ofertorio, hecho todos ellos perseguidos en otras partes. En el ofertorio se coloca la imagen del santo delante de la iglesia, flanqueada por dos vecinos con sendas cruces, mientras los demás vecinos van desfilando a besar otra cruz, ofrecida por el cura, a la vez que dejan una ofrenda en forma de dinero que irá a parar a la iglesia. La fiesta acaba con un convite para todo el pueblo, que continúa tomando el café y las copas en el único bar existente en la localidad, una taberna acogedora, decorada con tejas pintadas a mano (igual que la chimenea del interior), situado muy cerca del depósito del agua.
Mi viaje no dio para más. En espera de nuevas visitas quedaron las construcciones megalíticas existentes en su término municipal, sus dehesas, fincas, despoblados,... Quizá en otra futura "crónica tamborilera".
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